LA HISTORIA DE 0
Los seres humanos empezaron a manipular números en cuanto
empezaron a escribir, unos veintitrés siglos antes, pero el número cero es una de las representaciones numéricas
que más tardaron en aparecer en la historia de la humanidad. Esto podría ser
porque en un principio la escritura de los números tenía relación uno a uno con
los objetos que se representaban, y si no había objetos no necesitaban una
representación.
En general, se advertiría una tendencia a hacer muescas
que representaran las unidades, de manera que 4 unidades se expresarían así:
1/1/.
Se introducirían marcas diversas para el cinco, el diez,
el quince, con objeto de evitar el exceso de muescas. Los judíos y los griegos
se valían de letras de sus respectivos alfabetos (lo que introdujo relaciones
carentes de significado entre palabras y números, y dio lugar a las
supersticiones disparatadas de la numerología).
A alguien se le pudo ocurrir usar los mismos números para
expresar unidades, decenas, centenas y así sucesivamente, limitándose a colocar
los números en distintas posiciones para cada nivel, igual que en un ábaco.
Pero no se le ocurrió a nadie esta notación posicional porque nadie pensó en
emplear un símbolo para una hilera del ábaco en el que las cuentas no debían
moverse.
El cero tal y como lo conocemos nosotros fue descubierto
en la India y llegó a Europa a través de los árabes. La palabra “cero” proviene
del árabe “sifr” (صفر),
que significa vacía, a través del italiano. La voz española “cifra” también
tiene su origen en “sifr”.
Por ejemplo, si se quiere indicar 507 en un ábaco, se
mueven 5 cuentas en la hilera de las centenas y 7 en la de las unidades. Se
pueden registrar el 5 y el 7, pero ¿cómo se indica que la hilera de las decenas
no se ha tocado?
Hacia el año 500, cierto matemático indio sugirió que a
esa hilera intocada del ábaco se le podía dar un símbolo especial. (Nuestro
símbolo es 0 y le llamamos cero.) Esto significaba que ya no se podía confundir
507 con 57 o con 570. Los árabes pudieron tomar esta noción de los hindúes el
año 700.
El primer matemático importante que hizo uso de esta
notación posicional fue un árabe, Muhammad ibn al-Khwarizmi (780-850), de cuyo
nombre deriva el término español guarismo, y que escribió un libro hacia 810.
(En dicho libro acuñó un término que en español se convirtió en álgebra.)
El nuevo sistema penetró despacio en Europa, donde se
tardó siglos en abandonar la tosca numeración romana y en adoptarse la
numeración arábiga (aunque, en su origen, era india). Se tardan siglos, en
efecto, en vencer la costumbre de adherirse a algo inadecuado pero arraigado,
para adoptar algo bueno pero nuevo. Pero al fin se logró, y el cambio
democratizó el cálculo aritmético, haciéndolo accesible a todos.
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